La búsqueda del peso 'ideal' se convierte en algunas ocasiones en una verdadera obsesión para muchos deportistas, y también para quienes no se dedican profesionalmente al deporte, pero que lo practican con disciplina e incluso participan en competiciones locales. Pero de repente como todos los años …………….¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡NAVIDAD!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Sin embargo no hay que privarse: come el pastel o polvorón que más te guste y no te abstengas de celebrar la Navidad junto con tus compañeros y familiares paladeando la porción de turrón o los dulces que más te apetezcan. La clave para comer de todo sin riesgo de sufrir sobrepeso, una indigestión o una depresión por eliminar las tentaciones que rompan la dieta mantenida hasta entonces a rajatabla, está en compensar los excesos. Además, saltarse -sin exagerar- el régimen en estas fechas, lejos de ser perjudicial, puede ser beneficioso desde el punto de vista emocional. De ahí que la clave para no repetir, tras la Navidad, lo de cada año, esto es, "tengo que ponerme otra vez a dieta", sea compensar los excesos y aprender a disfrutar de la gastronomía sin dejar de lado los hábitos saludables.
En los días navideños las comidas o las cenas incluyen, por lo general, platos más elaborados y calóricos, por lo que es más conveniente dejar el dulce para otro momento y terminar la comida por una fruta digestiva (piña o papaya), una macedonia de frutas, un lácteo sencillo (yogur, cuajada) o una infusión. El dulce lo podemos tomar a media tarde, acompañando a un café, un zumo o una infusión. Las calorías a lo largo del día van a ser prácticamente las mismas, pero no haremos trabajar tanto al estómago y la digestión no se vuelve tan larga y pesada. Y es que los dulces típicos de estas fechas, entre cuyos ingredientes destacan los azucares y las grasas, no figuran precisamente entre los más saludables y equilibrados. Pero su consumo, si es moderado y adaptado a las necesidades de cada persona, no tiene por qué ser eliminado de nuestra dieta.
Los frutos secos (almendras, piñones, nueces...) y las frutas desecadas (orejones, ciruelas y uvas pasas...) constituyen una alternativa dulce, deliciosa y más saludable a los típicos productos navideños, sin olvidar que se trata también de alimentos energéticos. En los frutos secos abundan las grasas "buenas", aunque muy calóricas, y las frutas desecadas son "concentrados" de azúcares sencillos. Esto obliga a consumirlos con moderación en caso de seguir dietas de control de peso, de grasa o azúcares.
Juan Carlos Fernández (cocinero y dietista) propone un consejo: intentar que los excesos navideños sean equilibrados: "No hay que centrarse en las cantidades sino en la calidad nutricional de los alimentos y combinarlos bien. Además, conviene aprovechar los días de fiesta y de menos obligaciones para andar, hacer algo de actividad física y, de paso, quemar las calorías extras". Este último consejo para vosotros que leeis este blog se queda corto por lo que sé que seguiréis con vuestros entrenamientos y eso ayudará a compensar los excesos propios de estas fechas.
En el menú de Navidad, no debería faltar un vegetal crudo en ensalada, "aunque sea con bogavante"; una verdura cocinada, "que será un cardo en salsa de almendras"; un pescado azul, "como un salmon con verduritas asadas"; y una carne magra, el solomillo, pero con una guarnición vegetal. De postre, un pastel de turrón: "La gula razonable está permitida".
Compensar los excesos...Si nos rendimos al deseo de comer un plato o dulce muy calórico, hay que ser razonable y no hacer más que una concesión por comida, compensándolo por otro lado:
• Si el entrante es graso y calórico, tipo ensaladilla rusa o fritos variados, luego podemos escoger de segundo pescado a la plancha o al horno acompañado de ensalada o verduras y de postre, fruta fresca.
• Si el segundo es carne o pescado en salsa, intentaremos comenzar con un plato ligero (sopa de cocido o de pescado, cremas, ensaladas especiales, menestra de verduras...) y terminar el menú con fruta que facilite la digestión (piña o papaya) y una infusión digestiva.
• Si tomamos postres dulces, turrones, mazapanes, polvorones, etc., podemos intentar un primer plato ligero (ensalada, verdura...) y un pescado o carne a la plancha o al horno con guarnición vegetal.
Fuente: Adaptado de Consumer Diciembre 09