Nuestro (vuestro) amigo German Rodriguez que nos ha enviado detalladas crónicas de sus maratones fuera de León, nos envía hoy su crónica del maratón de Nueva York que corrió hace 3 domingos, enhorabuena por la carrera y gracias por compartirla con todos los lectores de la página, German.
"Son las 4:28 de la mañana, NYC domingo 1 de noviembre de
2015. Bueno, en realidad es una hora mas tarde porque esa noche han cambiado la
hora en Estados Unidos, por lo que serían las 5:28 del día anterior.
Me
despierto antes de que suene el despertador, quizás por los nervios, y de paso
para que al levantarme intentar (sin éxito) no despertar a mari jose. Me visto
de romano (corredor en este caso) y a las 4:50 salgo de la habitación. Busco un
seven eleven cercano y me compro un café con leche. Voy en busca de un autobús
de la organización. La situación es un poco de "película Almodovar".
Me explico, estoy en un hotel cerca de la 8ª avenida y tengo que llegar a la 5
avda, con la calle 42. Estoy rodeado de gente disfrazada que está celebrando
Halloween, algunos un poco más alegres de la cuenta, y yo camuflado en mitad de
ellos disfrazado de corredor (por lo menos no desentonaba demasiado). Me llego
a preguntar sino me habré equivocado de día o de hora.
Ya en la séptima avda. alguien me toca la espalda, es otra
corredora, tan desconcertada como yo, que me pregunta si voy al autobús del
maratón. Al poco somos 5, 6, luego más de 200 y después varios cientos más. A
las 5:15 me encuentro montando en el autobús que nos lleva a la salida en
Staten Island. Al llegar al puente de Verrazano y cruzarlo me doy cuenta de que
estoy en un sitio icónico para los corredores. Salimos del bus y entramos en el
fuerte que acoge la carrera. Hay que pasar un arco de detección de metales (la
seguridad les preocupa mucho, consecuencia del atentado de Boston) y entro en
la Villa de salida.
La zona está dividida en tres áreas, por colores (verde,
naranja y azul), en la que nos han repartido a los más de 50.000 corredores que
vamos a participar. Es de noche y hace bastante frío. A pesar de que llevo 3
capas de ropa cuando me siento en el suelo empiezo a tiritar un poco, lo que me
obliga a levantarme de vez en cuando para no destemplarme. Quedan 3 horas y
media para la salida de la primera ola (en la que estoy yo) de las cuatro olas
que hay. Esa espera es la parte más dura del maratón y la que más fuerzas te
quita. A las 8:20 abren los corrales, 6 por color y ola, por lo que estaremos
unos 2000 corredores por corral. A mi me toca en la parte derecha de puente en
el nivel superior.
A las 9:30 presentan a los corredores de élite
(impresionante), después bienvenida de Bill de Blasio alcalde de NYC (por
cierto muy aplaudido sobre todo por los neoyorkinos que veo que adoran en su
mayoría a su alcalde, igualito que aquí en España), una soprano canta el himno
de USA (previo llamamiento a quitarnos todos los sombreros) y al ritmo de Frank
Sinatra con su New York, New York dan la salida.
El primer km pica para arriba bastante. Me contengo y lo
cubro muy bien, el segundo es llano y el tercero tiene una fuerte bajada. En
ese momento, a pesar de que la temperatura es fresca empiezo a sudar y me doy
cuenta de tres cosas muy importantes: la humedad relativa es muy elevada y va a
hacer calor, hay que hidratarse en todos los puestos de avituallamiento y va a
tocar sufrir porque el calor a mi no me sienta bien.
Dejamos Staten Island y entramos en Brookling, recibidos por
un grupo de unos 40-50 tambores que dan ganas de pararse a escuchar. A lo largo
de todo el recorrido la organización dice que hay repartidas 120 bandas de
música. Yo creo que eran algunas menos, pero tampoco me paré a contarlas.
Cuando entras en el casco urbano ves que la ciudad entera se vuelca. En la
primera curva un chico me dice "GO, GO, GERMAN", instintivamente me
volví y evidentemente no le conocía de nada. En ese momento me acordé que
llevaba una camiseta de España con el nombre impreso. Hubo un montón de gente
que repitió esos ánimos. German en inglés significa alemán, por lo que hubo
mucha gente que me animaba como si fuera alemán, excepto los alemanes (que no
dijeron nada que yo escuchase), y los españoles que me animaron a rabiar y que
reconocieron la camiseta sin problemas. En Brookling el punto álgido fue la
avda. Lafallete, en el km 13 una cuesta donde el público se arremolinaba a
ambos lados provocando una algarabía impresionante. Curiosamente en el km 15 se
entra en el barrio judío y es el extremo opuesto. Nadie al lado de las vallas y
se ven judios con barbas de rizos y los sombreros de las películas que van a
sus cosas, que desde luego no es el maratón. Llego al medio maraton, justo
cuando se entra en Queens, en 1:34:58, acorde al plan previsto, pero viendo que
la cosa se va a poner dura. Las sensaciones no son malas, pero veo que voy a
sufrir. En el km 25 se entra en Manhattan. Para ello hay que atravesar el
puente de Queensboro, el punto más duro de la carrera, fuerte pendiente hacia
arriba de 1400 metros, sin público, con un viento frío que nos da de cara y los
primeros corredores que empiezas a ver andando, corredores que durante 25 km
habían ido más rápido que yo. El primero un francés de unos 35 años que estaba
llorando. Después de tantos meses de entreno, faltando 17 km y
andando............luego vería unos cuantos más en el puente. Pasado ese
momento entras en Manhatan, por la calle 59 para correr la primera avenida. La
entrada, brutal, el mejor momento de la carrera sin duda, como si estuvieras en
un partido de beisbol y tu fueras a lanzar la última bola con el marcador
empatado. Además la gente se agrupaba por nacionalidades, por lo que cuando
llegué al sector español y me vieron la camiseta de España se me puso la carne
de gallina, vaya forma de animar, me sentía una estrella del atletismo. Tres
calles después, km 26,5. me esperaba marijose con una pancarta casera. La veo,
me paro, nos abrazamos, nos besamos y ella empieza a llorar un poco de la
emoción. Los americanos, muy sentimentales, empiezan a hacer un pequeño
semicírculo y aplaudir a rabiar, daban ganas de quedarse disfrutando más del
momento.
|
Km.38 Central Park |
Sigo por la primera avda. que además de todo este chute de
adrenalina pica para abajo. En el km 30 (2 horas 16min.) se acaba la bajada y
en el 32 entras en el Bronx, con otro puente (con su correspondiente subida)
los espectadores decrecen y me empiezo a notar tocado de "gasolina".
Muscularmente voy genial, pero me faltan fuerzas. Empiezo a pagar el madrugón y
lo lejos que me pilla el desayuno. Aún así consigo mantener un buen ritmo hasta
el km 35, a unos 4:30-4:40 el km. En la 5 avda, de nuevo en Manhatan, zona de Harlem,
empezando central park hay una subida de unos 1500 m. dura como ella sola. Son
26 calles, pero empiezo a pasarlo mal y ralentizo bastante la marcha. En ese
momento recordé que estaba en Nueva York y, que pese a que iba muy justo, no
hacía más que adelantar gente que debería de ir peor que yo, así que me animé
un poco. Además en esa zona vuelve a haber mucho público. En el km 38 entras en
Central Park, con 3 largos toboganes, las bajadas ayudan, pero no consigo
recuperar el ritmo ni las buenas sensaciones. Hay muchos españoles que me
animan, pero en estos momentos casi no les puedo devolver los ánimos que me
dan. Faltan 800 metros nada más y me dan ganas de parar, 400,...y no veo la
meta aunque siento al público, esto no se acaba nunca pienso. Nada más pasar la
meta busco comida, unas barritas energéticas y una manzana y a los 15 min.
estoy relativamente recuperado, lo que me confirma que la pájara se debió a un
problema de alimentación. Los médicos preguntan a muchos corredores que entran
como están, pero no a mi, así que debo tener mejor cara que sensaciones.
|
¡Enhorabuena German! |
La segunda media 1:40, para totalizar 3:15 (me quedo a 2
minutos de mi marca personal), Pero aún así, con una segunda media maratón en
la que tardé 5 min. más que la primera, en esta segunda media adelanté a casi
1000 corredores, por lo que veo que la carrera fue muy dura. La marca del
ganador -corriendo la gente de élite que corría y con los premios que hay- a
más de 6 min. del récord del mundo también muestra lo dura que fue la prueba.
Recojo la medalla y me voy al metro. Allí tuve otro de los momentos
inolvidables. Me siento en el vagón y el vecino de asiento me pregunta si corrí
el maratón. Le digo que sí y enseguida me empiezan a felicitar el resto de
viajeros, una madre me pide por favor si le dejo la medalla para hacerse una
foto con la hija, y cuando llega mi parada me despiden entre aplausos.......Yo
creo que gestos como estos hacen que esta sea la carrera más emblemática del
mundo y una forma de decir que si, que la carrera es de la ciudad de nueva york
y que sus vecinos la sienten como algo suyo. Recuerdo cuando corrí el maratón
de Madrid, el taxista que me llevó al hotel de vuelta me dijo...vaya caos, la
ciudad está cortada por todas partes, total para 4 que salen a correr, habría
que echarlos de Madrid a todos. Al decirle que al menos uno de esos 4 que
corríamos le había permitido ganar parte del jornal de ese día, no supo que
contestarme.