Las grandes firmas deportivas invierten mucho dinero en estudios de todo tipo para mejorar la ergonomía y el diseño del calzado deportivo. En la actualidad la mayor parte del calzado deportivo contienen elementos como el EVA (etil vinil acetato) de diferentes densidades, derivados plásticos con múltiples denominaciones, viscoelásticos o geles, grafitos, acrílicos como el gore-tex e incluso elementos gaseosos. La zapatilla deportiva basa su fabricación en el desarrollo de dos conceptos,
amortiguación y
equilibrio, dando fruto a una gran diversificación de productos destinados a las características propias de cada deporte, de forma que podemos encontrar zapatillas para correr sobre asfalto –running-, campo a través –cross country- y mixtas –cross training- que supuestamente sirven para todo tipo de deporte; de igual modo y atendiendo a las características propias de cada corredor nos encontramos con zapatillas de pisada neutra, de pronador, para corredor ligero o de más de 80 kilos de peso, para entreno o competición, etc.
Gracias a estas mejoras ha disminuido el índice lesional, pero a pesar de ello tenemos que tener en cuenta las siguientes consideraciones como factores lesionales :
- Deterioro del material deportivo con el uso y la disminución de la capacidad de absorción del impacto
- Control de kilometraje, entre 800 y 1500 Kilómetros por cada par de zapatillas, dependiendo del tipo de pisada
- Endurecimiento del material
- Desgaste y despegue de la suela
- Deformación de la zapatilla
- Rotura de costuras
- Desgarros del tejido

Cada corredor deberá encontrar dentro de lo que ofrece el mercado, la zapatilla con las características más apropiadas, para lo cuál deberá tener en cuenta el kilometraje que realiza a la semana, el tipo de superficie por la que entrena, su peso, el tipo de pisada, etc. Tómate tu tiempo para elegir una zapatilla que se adapte a tus característica y a lo que necesitas.
Adaptado de Angel G de la Rubia