Ahora que el agua en León nos "Inunda", Mayte y Lisardo nos envia el epílogo de su aventura Saharaui, que comenzó con este otro relato.
¿Qué significa participar en el Sáhara Maratón?
Cuando un corredor
popular se incribe en una carrera, piensa en disfrutar, ya que ganar es lo más
difícil. Cuando participas en el Sáhara Maratón, piensas no solo en disfrutar
de la carrera (muy dura, a pleno sol avanzando desierto y dunas y muchas veces
en solitario) sino también en conocer la realidad del pueblo saharaui de la que
no se hablaría si no la vieramos con nuestros propios ojos.
Los dias que el proyecto Sáhara se despliega por el
campamento de refugiados de Smara,son de fiesta para los refugiados que allí
viven, pero cuando volvemos a nuestras casas....ellos se quedan con su cruda
realidad. Son más de 200.000 refugiados viviendo casi 4 décadas en una tierra
prestada en medio del desierto. 40 años esperando y deseando volver a ser un
pueblo libre, pudiendo moverse en libertad por el mundo, volviendo a ser un
país a orillas del mar. 22 años esperando el prometido referéndum de
autodeterminación, que nunca llega, esperando que el resto del mundo no olvide
su lucha.
Por eso participar
en el Sáhara Maratón es algo más que participar; queda en el recuerdo el regalo
que nos ofrece un pueblo: el poder pertenecer a sus familias, no sólo durante
toda la semana que dura la aventura, sino para siempre. Gracias por todo,
siempre estarán en nuestros corazones.
Bueno, en cuanto la carrera, comenzaba la maratón en el
campo de refugiados de El Aaiún y seguía el recorrido hasta enlazar en el campo de refugiados de Auserd, donde salimos nosotros,
con una temperatura de 20º a las 10:45 horas de la salida, llegando a los 28º durante la mitad de la carrera.
Salimos los dos juntos con un grupo de corredores, que pronto se empezó a
estirar y a perderse en el horizonte. Nosotros llevamos una camel-bag con agua
por si hacía falta, pero los avituallamientos fueron excelentes: cada 2 o 3
Kms. teníamos un puesto con agua, isotónicos, dátiles, naranjas y plátanos.
¡imposible deshidratarse!.
Además de la temperatura el mayor problemas eran las
dunas, sobretodo en la subida de las cuestas, que te hundias y costaba correr.
Es impresionante correr por el desierto, mirar a los cuatro puntos cardinales y
ver sólamente arena. Después de los primeros 10 km, nos quedamos los dos solos
con un niño saharaui de unos 14 años; yo no iba bien, ya que llevo bastante sin
entrenar por un accidente y le dije a
Mayte que siguiera, pues iba muy bien y podía hacer un buen papel. La sorpresa
fue que cuando llegaba a la meta le dijeron que parara un poco para ponerle la
cinta, ya que era la primera mujer en cruzar la meta. ¡menuda sorpresa!. Yo llegué
unos 13 minutos más tarde. Al día
siguiente fue la entrega de premios, una fiesta en la que nadie del pueblo
quería faltar, mucha animación por parte de las mujeres saharauis con su
característico grito de alegría (el zaghareet) que te pone los pelos de punta.
En definitiva, una semana intensa, muy emotiva y con grandes momentos que nunca
olvidaremos. Por cierto, la que lleva el traje típico de las mujeres saharauis (llamado
melfa) es Mayte, por si no os habías dado cuenta(ja, ja, ja). Mayte y Lisardo.
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